Benedetta Rossi revela el truco indispensable antes de encender tus termosifones al iniciar la temporada

¡Llegó el momento de preparar tu hogar para el invierno! Con la llegada del frío, mantener tus radiadores en buen estado es fundamental para asegurar su eficiencia y tu salud.

A medida que las temperaturas bajan, muchas personas comienzan a encender los radiadores en sus hogares. Este cambio estacional puede tener implicaciones económicas, ya que usar la calefacción impacta directamente en las facturas de electricidad, agua y gas.

La calefacción es vital, especialmente si alguien teletrabaja, tiene niños pequeños o personas mayores en casa. No obstante, antes de poner en marcha los radiadores, es crucial limpiarlos adecuadamente, un detalle que a menudo se pasa por alto.

Cómo limpiar tus radiadores para un funcionamiento óptimo

La acumulación de polvo en los radiadores no solo reduce su eficiencia, sino que también puede transformarse en un caldo de cultivo para bacterias y alérgenos. Esto es particularmente problemático para aquellos que sufren de alergias cutáneas.

Encender radiadores sucios puede afectar la calidad del aire en casa. Además de una limpieza inicial, es prudente realizar higienizaciones regulares para evitar que la suciedad se deposite en alfombras, cortinas y ropa.

Consejos prácticos para una limpieza profunda de radiadores

Empieza por eliminar el polvo superficial. Prepara una mezcla de agua tibia y jabón de Marsella. Humedece una esponja o un paño suave en esta solución y pásalo por toda la superficie del radiador. Deja que actúe durante unos minutos y luego seca con un paño no abrasivo.

Para una limpieza más exhaustiva, prepara una solución con medio vaso de alcohol, vinagre y detergente para platos en un litro de agua. Protege el suelo con papel de periódico y aplica la mezcla en el radiador con un pulverizador. Limpia las áreas más difíciles con una esponja y después enjuaga y seca con un paño.

“La limpieza es el lujo del pobre”, afirmaba el escritor español Ramón Gómez de la Serna, subrayando cómo el orden y la pulcritud no entienden de clases sociales. En el umbral del invierno, la preparación de nuestros hogares para el frío se convierte en una tarea indispensable, y la limpieza de los termosifones destaca como una práctica fundamental, aunque a menudo olvidada.

Este gesto, más allá de ser una mera recomendación de higiene, se erige como un acto de responsabilidad hacia nuestra salud y bienestar. La acumulación de polvo y bacterias no solo afecta la calidad del aire que respiramos, sino que también puede ser el detonante de alergias y problemas respiratorios. La propuesta de Benedetta Rossi no es solo un consejo de limpieza, es un llamado a cuidar de nuestro entorno más cercano y, por ende, de nosotros mismos.

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